¿Cómo protegen las iglesias santuario?

Después de 15 años residiendo en la ciudad de Nueva York, Myrna Lazcano, 40, entendió que regresar a Puebla, México, era una decisión sensata: para la crianza de sus hijas y para abrir un nuevo negocio. Resultó ser más peligroso de lo que se había imaginado, cuando su familia comenzó a ser perseguida por el crimen organizado.

Arriesgar sus vidas en la guerra del narco traumó sus aspiraciones y en el verano de 2013, decidieron regresar a los Estados Unidos. Las niñas y el padre pudieron viajar sin contratiempos. Pero, Myrna tuvo que viajar por la frontera, porque ella nunca había regulado su estatus migratorio en el país.

“La conciencia me inquietaba de que mis hijas necesitaban mi cuido, mi apoyo, mi amor y no podía estar”, dijo Lazcano con la voz entrecortada antes de contar la travesía por la que terminó detenida en una cárcel migratoria de Florence, Arizona, donde vivió un mes, antes de ser deportada a México.

Pasó tres años separada de sus hijas, hasta que en abril de 2016 fue apoyada por los fieles de una iglesia santuario llamada Sión. El padre Juan Carlos Ruíz, 47, viajó a la frontera junto a los asesores legales de la iglesia para intervenir su paso por la frontera y reunificarla con sus hijas y esposo en Estados Unidos.

“En contraste con un movimiento similar en la década de 1980, el Nuevo Movimiento Santuario no oculta personas o familias en busca de refugio. Publicamos sus historias para educar a los ciudadanos sobre la inhumanidad del proceso de inmigración y aboga por la reforma”. - Ravi Ragbir, director ejecutivo del Nuevo Movimiento Santuario en Nueva York

El padre Ruíz y la iglesia de Sión son miembros de una congregación luterana en Midtown Manhattan. Es una de las casi 100 organizaciones que forman parte del Nuevo Movimiento Santuario en la ciudad de Nueva York.

Surgido en el año 2007, el movimiento acompaña a migrantes a comparecer ante un juez o a regular su estatus migratorio. Facilitan el acceso a asistencia legal y acogen a quienes huyen de una posible deportación.

“Cuando los jueces se dan cuenta de que nuestra gente no está aislada, tienen un poco más de recato para juzgar en contra de esas personas”, asegura el padre Ruíz, quien acompaña entre cinco y seis personas a la corte cada semana.

Las deportaciones no son cosa nueva. Durante la presidencia de Barack Obama, un estimado de 2.4 millones de mexicanos indocumentados fueron devueltos a su país de origen. Con las recientes redadas contra inmigrantes en varias ciudades del país aumenta la incertidumbre sobre el alcance que esa protección puede ofrecer a las comunidades más vulnerables.

“Existe una maquinaria que criminaliza y atemoriza a nuestras comunidades. Pero el ataque no es solo contra los inmigrantes indocumentados, sino contra la diversidad en todas sus manifestaciones”. - Padre Juan Carlos Ruíz, de la iglesia de Sión

Durante años, ha existido una política federal de no detener a inmigrantes indocumentados en determinadas locaciones, como iglesias y escuelas, de no ser absolutamente necesario. Esa política fue reflejada en un memorando de ICE durante la administración Obama en el año 2011, que hoy día se encuentra vigente, explica Alyshia Gálvez, investigadora de comunidades latinas de Lehman College.

Entre los servicios que puede ofrecer un templo santuario está la consejería y el proveer un "espacio seguro" para un respiro temporal en momentos de estrés. Cuando sea necesario, también disponen de recursos para albergar a quienes se enfrenten a una deportación inminente.

En las misas y reuniones, las iglesias del Nuevo Movimiento Santuario estimulan a los participantes a compartir sus experiencias y vencer el miedo a ser discriminados.

En la iglesia de Sión, existe un espacio para las comunidades desfavorecidas, como los indocumentados, los latinos, las víctimas de crímenes de odio, la comunidad LGBT y muchas otras vulnerables ante la ley y el nuevo orden administrativo. Sión y el Nuevo Movimiento Santuario muestra el lado humano del conflicto y promueve un mejor entendimiento de estas comunidades dentro de la sociedad, y pujar por cambios legislativos.